martes, 2 de febrero de 2010

Reset

No es tan complicado.
Puede hacerlo usted mismo.
Hágase un corte limpio, por encima de las cejas, rodeando toda la cabeza.
Siga hasta conseguir circundar el cráneo y ábralo, como quien destapa una cazuela hirviendo.

Extráigalo de su envoltura, con cuidado pero con firmeza.
Póngalo en un balde de agua fresca previamente preparado y déjelo flotando a la deriva.
Nótese cómo se esponja y como pierde densidad.
Déjelo unos minutos en remojo.

Una vez haya recuperado su textura, vuelva a colocarlo en el interior de la estructura ósea y cierre la tapa.
El agua resultante puede tirarla por el desagüe, no tiene más usos.


Ya ha reseteado su cerebro.
Listo para llenarlo de nuevo de una ingente cantidad de datos absurdos.

Feliz cuatrimestre.




[d(Ó.Ó)b Sonando: The Funeral, Band of Horses (nota mental: no escuchar más de diez veces diarias esta canción...¡pero es que es tan buena!)]

2 comentarios:

  1. tu entrada es un poco gore no? me ha recordado a hannibal lecter en el dragon rojo... te faltaría la sartén caliente y cuchillo y tenedor...
    con lo fácil que es pulsar un botón...

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  2. Ya...será que me estoy leyendo El silencio de los corderos...
    Aunque es algo que siempre he querido hacer, meter mi cerebro a romojo.
    :P

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