La vida es algo tan lábil.
Creemos que dominamos los factores de nuestro alrededor, que todo está bajo nuestro control.
Pensamos que el principio y el fin son puntos definidos, exactos y acotados.
Sólo contemplamos la opción de que ambos estén separados por siete u ocho décadas. Tal vez menos para los más pesimistas.
No se nos ocurre que tal vez el segundo punto esté mucho más cerca.
O que el primero no llegue a darse. O que se de sin contar con ello.
Que hay demasiadas variables en un juego que nadie puede controlar.
Aunque suene muy duro, casi como un insulto para nuestros jóvenes ombligos, es tan trágico e imprevisible como real.
[d(p-p)b Sonando: Head over feet, Alanis Morrissette]
No hay comentarios:
Publicar un comentario