martes, 11 de mayo de 2010

Arrugas

Hay días en que el alma se te arruga, se te arruga, se repliega en si hasta formar un burruñito inservible.
Esos días se vuelven grises y poco puedes hacer por estirar lo que se dobló, sin aviso, mil veces ahí dentro.
Y el mundo se gira, dándote la espalda mientras suelta una sonora carcajada y tú te haces tan pequeñito, tan incapaz y prescindible como un botón que se colaría por el ojal de cualquier camisa (de fuerza o de once varas).

Sin embargo, hay otros en que tu pecho se ensancha tanto que sientes que no hay poemas en el mundo capaces de llenarlo y que todas las canciones son pocas para tus ganas de belleza y colores.
Serías capaz de dar un abrazo al peor de tus enemigos sólo para verle la cara de sorpresa y necesitas, por encima de cualquier otra cosa, conversaciones que sorprendan al amanecer.


Abrígame, sálvame, de este frío mortal en la piel.




[d(=_=)b Sonando: Sálvame, Luis Ramiro]

2 comentarios:

  1. Es cierto!
    Unos días nos arrugamos tanto que parecemos viejitos en remojo. Otros parece que la belleza del mundo nos plancha hasta las arrugas más escondiditas. Tendremos que descubrir cómo no dejarse arrugar y conseguir ver esa belleza alisadora todos los días...

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  2. esperemos que los segundos superen con creces a los primeros =)

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