martes, 6 de abril de 2010

Determinismos

A raíz de mis dudas sobre el futuro, sobre mi capacidad de tomar el camino correcto, de los comentarios sobre el sistema, sobre lo que funciona y sobre el carpe diem, se me ocurre que nos quejamos de tener que elegir, pero si no podemos elegir, nos quejamos de lo que nos viene impuesto.

A pesar de tomar algunas decisiones, en el fondo, estamos condicionados desde que nacemos, lo estamos por todas partes.

Empezando por nuestra propia naturaleza, lo que nos viene de serie en nuestros genes, nuestro sexo, nuestro físico, nuestras capacidades, todos los factores que vienen con la persona por el hecho de serlo... hasta todo lo que nos rodea, todo lo que la inevitable socialización implica: se nos juzga, se nos clasifica, se nos impone.

Muchas veces se justifican esas reglas argumentando que fueron hechas de acuerdo con lo que la naturaleza nos otorgó: ahí están los roles de género, los cánones estéticos u otros muchos prejuicios que no hacen sino escudarse en valores parciales, aprendidos, transmitidos socialmente y casi siempre tremendamente injustos.

Pero nadie dijo que fuera fácil.
No podemos vivir absolutamente al margen de lo que no nos parece ético. Al menos no de absolutamente todo.
A no ser que queramos renunciar a nuestra naturaleza de seres sociales y aislarnos por completo de los demás (lo que sería realmente difícil), hemos de aprender a convivir con las reglas del juego, nos gusten o no.
Para poder cambiar el mundo, hay que aprender a vivir en él, y la única manera que se me ocurre de soportar lo que hay es saber ser crítico e ir poco a poco avanzando para que el resto del mundo lo sea.

Así, tal vez, vayamos quemando algunos de esos estúpidos guiones en los que se supone que todo está ya escrito.




[d(s.s)b Sonando: Filosofía barata, MClan]

1 comentario:

  1. Hay que saberse las reglas del juego, nos gusten o no, y a partir de ahí, saber sacar las cartas en el momento adecuado. Lo que está claro es que no se puede uno dar por vencido y decir que no juega.

    Estamos condenados a elegir, y menos mal! Porque, las reglas tambén crecen y evolucionan, y se hacen más justas - tenemos derechos, sufragios, estado, etc.

    Y, sin duda, es mejor jugar y arriesgarnos a perder... que estar muerto.

    Por cierto, sólo el pasado está escrito. Del resto, somos los dueños y señores!

    Un besazo.

    Otra jugadora.

    ResponderEliminar