domingo, 7 de marzo de 2010

Rojo

Rojo como una prohibición, como una alerta, como una orden de parada.
Rojo como un aviso de peligro, como un STOP hexagonal.
Rojo como una corrección.

Rojo como la sangre, como las vísceras.
Rojo como la rabia, rojo como el dolor.

Rojo como la cruz que no es de Cristo.
Rojo como la obsoleta mercromina.

Rojo como la alizarina que aún tiñe mi bata.
Rojo como la intensidad más baja de longitud de onda visible.

Rojo como algunos bichitos, bastantes verduras y las flores más bonitas.
Rojo como cuadrante del parchís, rojo como bandera, rojo como ferviente ideología.

Rojo como el verano, como el calor, como la lava y el fuego.
Rojo como el ocaso.

Rojo como los curtidos rostros indios.

Rojo como las luces de un cabaret, como la lengua de los Rolling, como la cocacola (que no es roja).
Rojo como los chupitos que al beberlos nos enrojecen la piel y mañana los ojos.

Rojo como la osadía, el atrevimiento y la audacia.
Rojo como la vergüenza, como el rubor.

Rojo como la coquetería, como el colorete y el carmín.
Rojo como los besos.

Rojo como el sexo sin amor.
Rojo como el amor intenso.

Rojo como la seguridad que da ir de rojo.





[d(0__0)b Sonando: Privado, Carlos Chaouen// Saving Grace, The Cranberries. (No han dejado de sonar, ambas, en todo este fin de semana tan atípico)]

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