miércoles, 24 de marzo de 2010

La flor de la pereza

Los hábitos diarios generan círculos viciosos de los que es difícil salir.

Si te acostumbras a vaguear por sistema y a no hacer nada de provecho, cada vez te será más difícil prescindir de esas horas muertas para cualquier cosa que te propongas.
Esto mismo pasa con todo lo que implique un pequeño esfuerzo rutinario, un orden o un vencimiento de la pereza por la que nos dejamos llevar con tanta facilidad.
Desde tener hábito lector hasta llevar un control de los apuntes; como lo vayas dejando, te será progresivamente más difícil reengancharte.

Lo bueno es que también se pueden crear círculos virtuosos.
La actividad llama a actividad, cuando empiezas a hacer algo y ves que te ofrece recompensas, pasado un pequeño periodo de adaptación, ya no te supone tanto gasto de energía como al principio, y cada vez quieres más.
Si estás a gusto en un sitio, las complicaciones que pueda provocarte llegar hasta allí se diluyen dando lugar a grandes satisfacciones.
Si te sientes útil y ves que las cosas que haces te hacen crecer, las ganas de seguir adelante aumentan.

No sé si estas teorías están escritas en algún libro de Desarrollo Personal o similares, pero yo las he comprobado empíricamente e intento sobreponerme a la fuerza sobrenatural que en ciertas épocas ejercen sobre mí la cama, el sofá, la tele o el ordenador, para dar paso al movimiento y la actividad.
Así, poco a poco, voy controlando dicha fuerza para conseguir que ella no me domine a mí.



[d(ö.ö)b Sonando: Opio, Héroes del Silencio (este fin de semana me pongo con la Farma, palabra...^^)]

''Es el opio la flor de la pereza
hasta que llego a ser sólo existencia,
el humo de leche muge lento
extendiendo el sabor del universo,
el que nada hace nada teme
y de terrenal sabrás lo celeste
un oscuro derecho a la delicia
será un sueño o será mentira...''

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