jueves, 23 de septiembre de 2010

Declaración

de amor.

Cuando esas personas aparecen, como de la nada, no somos conscientes de cómo van a volver del revés nuestra vida.
Sólo cuando se van, cuando se oye el silencio y se palpa la quietud, nos damos cuenta de lo que son capaces y de en lo que nos convertimos los de alrededor en su presencia.
Es difícil expresar cómo la imaginación vuela y los besos se arremolinan en mejillas y manos y barrigas. Cómo las cosquillas se convierten en algo cotidiano, en un arma casi invencible.
Cómo los llantos y las risas se funden a diario con colores, viajes infinitos y carreras espaciales.

Hacen que todo sea superable con una sonrisa.
Todo se ve a través del cristal del amor más puro e ingenuo.

Es difícil expresar cómo se queda el espíritu sin ellos, vacío y sordo.
Pero siempre vuelven, o si no vuelven, vamos hasta el fin del mundo en alfombra mágica.
Matando monstruos con espadas de madera y cascos de bicicleta.

Y donde no llegan mis palabras, como siempre, entran las canciones:

Ahora me escondo y te observo y te puedo decir:
Yo mataré monstruos por ti,
sólo tienes que avisar.

Ya hace algún tiempo salté y caí justo aquí.
Aquellos safaris sin fin
se esfumaron sin avisar.
Hoy lo he vuelto a notar,
cada nube es un plan,
se transforma al viajar
y no pesa y se va.
Somos nubes, no más.




[0(._.)o Sonando: Un día en el parque, Love of lesbian]

No hay comentarios:

Publicar un comentario