Virtudes

A modo terapéutico escribo.
Escribo sin saber si publicaré.
Escribo habiendo perdido hábito, (aunque siempre haya cosas que contar o cantar).
No escribo para recibir comentarios.
Escribo por ver en algún sitio escritas las cosas que me cuesta tanto ver.
Escribo sin orden, dejando que mis dedos ahonden en mi ánimo, rebuscando en mis entrañas mi ego enterrado mientras teclean ideas inconexas.

Se me dan bien los niños.

Tengo una cara en la que los adultos siempre han visto responsabilidad y madurez, por alguna razón.
Tal vez sí sea responsable, (aunque siempre he desconfiado de quien dice de sí mismo que es maduro, es un término que no me gusta, tal vez por ser demasiado ambiguo.)
Mi cara hizo que, desde bien pequeñita, los mayores confiaran en mí, concediéndome cargas a veces algo pesadas, pero que siempre he acabado por soportar.

Tengo buena memoria para las canciones y la música, (si es que eso es una cualidad).

Mis ojos son dos pulgas pedorras, pequeños y miopes, pero supongo que en el fondo tienen algo de bonito y de raro por estas latitudes.

Alguna vez me han dicho que sé escuchar y, como soy consciente de que no es algo que pueda uno atribuirse, diré muy sinceramente que me encanta hacerlo, no sé si bien o mal.

Soy cabezota para todo, lo que engloba también al buen sentido de la tozudez, y es que el que la sigue la consigue, dicen.

Una vez, alguien que me conoce bien (porque en parte es igual que yo), me definió en una palabra como una ''centrifugadora''. Mi cabeza jamás para de dar vueltas. Todo lo pienso dos, diez, cien veces.
Definitivamente, esto tiene más de vicio que de virtud.




[d(Q_Q)b Sonando: Tighten up, The Black Keys]