martes, 11 de enero de 2011

Objetos

Ahí va mi infancia, entre hojas de cambio y una bolsa con tesoros.
Mis tazos, mi plastilina, mi estuche rosa.

Ahí va mi adolescencia. Los apuntes de filo, los cuadernos de mate, los textos de inglés.
Quedan las agendas, los diarios, las cartas, las fotos.

Mi juventud está en una docena de archivadores definitivos rotulados de colores.

Aparecen las postales, las direcciones de gente que se diluyó.
Los libros que leía, los regalos que me hicieron, las cintas que heredé, la ropa que usaba.


El equilibrio entre lo que queda y lo que fue.
El sudor y las lágrimas en folios que darán lugar a cajas de cereales o a envases de papel.
La muñeca que descansará triturada en un vertedero, ya va descolorida.
El jersey que, tal vez, use alguien a miles de kilómetros.

Si abrir cajones es desempolvar recuerdos, me pregunto si tirar objetos es condenar a esos recuerdos al olvido.
La memoria se gasta de no usarla y acaban por desaparecer las tardes al sol, las tardes de lluvia, las tardes de tormenta y cumpleaños.


Generar nuevos recuerdos es inevitable por necesidad.
La memoria pide a gritos ser constantemente renovada.
Los emprendedores luchan por llenar las estanterias para después volverlas a vaciar.


Y a mí me está quedando una habitación con demasiado hueco.


Prometer es empeñar el futuro,
desear es no vivir el presente,
olvidar es despreciar el pasado,
y vivir es contestar lo de siempre.


[d(L.L)b Sonando: Loca, Carlos Chaouen (en cuatro días en directo...qué nervios)]

2 comentarios:

  1. ... y no te pido más que te estés a mi lado, que me soportes loc@ porque tú estás loca...

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  2. Esa sensación es terrible y liberadora a la vez. Es un lastre que te aligera el espíritu, y te provoca vértigo al imaginar qué lejos puedes ir, sólo que en vez de la dimensión espacio, se trata del tiempo. El "horror vacui" de ver las estanterías limpias y la agenda vacía te deja flotando sin saber bien hacia dónde remar, dudas sobre si sabes remar... pero tranqui, aunque no supieras y naufragáses, siempre llegarías a una costa. Y... hay tantas playas bonitas por descubrir!

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