martes, 1 de marzo de 2011

Niña mochila




Estaciones, aeropuertos y demás sitios de viaje, nos dejamos reventar.
Por cambiar nuestro paisaje, por hacer nuestro equipaje, sin volver la vista atrás.

Mi vida transcurre entre trayecto y trayecto, kilómetros arriba y abajo.
Asfalto, acero, semáforos.

Es extraño que no pierda más autobuses, que no extravíe más billetes, que no olvide más maletas.
Por eso, no me sorprende que de vez en cuando me suba a un tren que va en dirección contraria como hice ayer o que a veces tenga que correr arrastrando el equipaje.

A veces creo que es la única forma de vivir que sé.


Donde los sueños se van en el sabor de un café...

1 comentario:

  1. Existen más vidas, de hecho. Aprovecha esa fase, algún día echarás de menos tiempo para leer en los autobuses, para escuchar música y observar, simplemente, a los transeúntes de los espacios públicos.

    ResponderEliminar