Este hombre aporta una serenidad increíble.
Su enorme cuerpo y su color, junto con su voz transmiten una extraña sensación de protección y sensualidad.
Parece que se le puede oler, acariciar las cicatrices, buscar los brillos de su piel.
Unas notas de piano y violín envuelven una letra muy sencilla: Mírame, soy uno de tus secretos.
Se puede imaginar que esa compenetración sea fruto de los planos estudiados y las horas de ensayo (o no), pero representan tan bien el equilibrio, que se queda una con el alma en un puño.
Que sea su mujer es lo que tiene...
ResponderEliminaruna canción preciosa
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