Queridos Reyes,
espero que este año traiga tanto y tan bueno que a vosotros sólo os pido una cosa. Es un gran encargo, y supongo que valorareis lo bien que me he portado.
Que dentro de 365 días siga habiendo doce zapatos en mi salón.
Botazas y zapatones, patucos y zapatitos.
Lo que dejeis dentro, en realidad, es secundario.
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