Y llegó él. E hizo verdad la música.
A solas con su guitarra primero.
Nos puso el corazón en bandeja para darle el primer bocado.
Y lloramos.
Cajón y piano después, desgranando una a una.
Pintando de azul los neones de la sala.
Y cantamos.
Pausa. Para fumar o aterrizar.
Las nuevas, las primeras, las conocidas.
Cigarro sobre las tablas.
Y reímos.
Pretendido adiós.
Recuento. -Tocaría siete horas.- (Escucharíamos siempre).
Y aplaudimos.
Viniendo se despidió, sembrando se fue.
Y volvimos a llorar.
Y a temblar, y a reír, y a vivir.
Las gracias entregadas en mano.
Y los pulmones llenos.
Salud y versos.
http://www.youtube.com/watch?v=vBiP4jTZQGI
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